Uno de los accidentes domésticos más habituales son las heridas de corte.
Podemos cortarnos con un objeto filoso (tijera, cuchillo, vidrios rotos, etc.) o como consecuencia de un golpe (con el borde de una cama, con la puerta abierta de la alacena, por ejemplo).
En la mayoría de los casos, no son graves ni ponen en riesgo nuestra vida. Sin embargo, debemos evitar infecciones o problemas de cicatrización.
¿Qué podés hacer?
- Si la herida no sangra, lavala con abundante agua y jabón neutro (jabón blanco). Secá la herida con una gasa, ponele desinfectante y colocá un vendaje. No coloques algodón sobre el corte porque se pega a la piel.
- Si la herida sangra poco, lavala con mucha agua y jabón neutro (jabón blanco). Si podés, colocá el corte bajo el chorro de agua de la canilla.
- Si la herida sangra mucho (hemorragia), apoyale una tela limpia y hacé presión (compresa).
- Si el corte está en el brazo, levantalo a la altura de la cabeza mientras continuás haciendo la compresión en la zona de la herida. Como la herida va a estar más arriba que el corazón, va a ayudar a detener la hemorragia.
- Si el corte es en la pierna, recostá a la persona y elevá la pierna mientras continuás haciendo la compresión.
- No hagas torniquete.
- Si sigue sangrando, llevá a la persona a la guardia o al SEM (Sistema de Emergencia Médica).
Prevení heridas y cortes
- Usá con cuidado y en lugares con buena iluminación los cuchillos, tijeras y elementos de vidrio.
- Poné una protección en los bordes y puntas salientes de mesas, mesadas y camas.
- Evitá que los chicos abran latas y manipulen objetos de vidrio (vasos, botellas, frascos, etc.)
- Usá abrelatas en buen estado.
- Si hay chicos o personas con problemas de visión, poné un autoadhesivo decorativo a los ventanales de vidrio para evitar que alguien se corte por creer que estaban abiertos.